
La convivencia vecinal no siempre es sencilla. Uno de los problemas más comunes en comunidades de propietarios y barrios es la aparición de insultos, faltas de respeto y hostigamiento verbal entre vecinos. Aunque pueda parecer una “pelea de portal”, lo cierto es que estas conductas pueden tener consecuencias legales y es importante conocer cómo actuar para protegerse y, en su caso, denunciar.
¿Es un delito que un vecino me insulte?
Depende de la gravedad de los insultos y del contexto. El Código Penal español recoge distintas figuras jurídicas aplicables:
- Delito leve de injurias o vejaciones injustas (art. 173.4 y 620.2 CP): insultos o humillaciones que menoscaben la dignidad de la persona. Suelen tramitarse como delitos leves y pueden acarrear multas.
- Amenazas (art. 169 y ss. CP): si el insulto va acompañado de frases como “te voy a pegar” o “te vas a enterar”, puede encajar en amenazas, con sanciones más graves.
- Acoso (art. 172 ter CP): si los insultos son diarios, reiterados y con el objetivo de perturbar la vida de la víctima, podría considerarse acoso, especialmente si generan miedo o afectan a la vida cotidiana.
En el ámbito civil también puede encajar como una intromisión ilegítima en el honor, lo que permitiría reclamar indemnización por daños y perjuicios.
Primeros pasos: recopilar pruebas
Ante estas situaciones, la clave es documentar lo que ocurre. Algunas recomendaciones prácticas:
- Grabar las conversaciones: si los insultos se producen en tu presencia, puedes grabarlos legalmente (al ser parte de la conversación). Estas grabaciones suelen ser admitidas como prueba en juicio.
- Testigos: vecinos, familiares o amigos que presencien los hechos pueden declarar posteriormente.
- Partes médicos: si los insultos derivan en ansiedad, estrés o problemas de salud, conviene acudir al médico para que quede constancia.
- Denuncias previas: llamar a la Policía Local o Nacional cuando se produzca el insulto permite generar un parte policial.
Opciones legales ante los insultos vecinales
Existen varias vías para actuar:
1. Intentar una solución amistosa
A veces, un vecino no es consciente de la gravedad de sus palabras. Una mediación vecinal (a través del administrador de la finca, la comunidad o servicios municipales de mediación) puede ser una primera opción.
2. Denuncia ante la Policía o Guardia Civil
Si los insultos persisten, lo recomendable es acudir a la Policía y presentar una denuncia por injurias, vejaciones o amenazas. En la denuncia hay que aportar todas las pruebas recogidas (grabaciones, testigos, partes médicos, etc.).
3. Procedimiento penal
Si el juez aprecia delito leve, citará a las partes a un juicio rápido. En él se pueden imponer multas económicas, órdenes de alejamiento o prohibiciones de comunicación, según el caso.
4. Vía civil
Cuando los insultos reiterados afectan a la dignidad, honor e intimidad de una persona, cabe interponer una demanda civil solicitando el cese de la conducta y una indemnización por daños morales. Esta vía es compatible con la penal.
5. Medidas cautelares
En casos graves, el juez puede imponer medidas cautelares como la prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima.
Ejemplos prácticos
- Caso 1: un vecino insulta cada mañana al coincidir en el ascensor (“eres un inútil”, “apestoso”). Esto puede considerarse vejación leve, denunciable como delito leve.
- Caso 2: un vecino grita desde su ventana “te voy a matar” o “te voy a romper la cara”. Aquí hablamos de amenazas, con mayor gravedad.
- Caso 3: un vecino insulta diariamente, deja notas ofensivas en el buzón y hostiga en el portal. Puede encajar como acoso, con sanciones más elevadas.
Consejos prácticos
- No responder con insultos, ya que puede volverse en tu contra en un procedimiento judicial.
- Acudir al presidente de la comunidad o al administrador de fincas para dejar constancia del problema.
- Contactar con un abogado especializado que valore la viabilidad de la denuncia y la estrategia procesal.
- Si el acoso es grave y continuado, plantear una orden de alejamiento.
Conclusión
Si tu vecino te insulta todos los días, no debes resignarte ni pensar que “no tiene solución”. La ley protege tu dignidad y tu derecho a vivir en paz en tu propia casa. Desde grabar los insultos y recopilar pruebas, hasta denunciar ante la policía y acudir a la vía judicial, existen mecanismos para frenar este comportamiento. La clave está en actuar con serenidad, pero con firmeza, para que la convivencia vuelva a ser segura y respetuosa. Acude a nuestro equipo de expertos para buscar una solución personalizada.



